18 ago 2010

Carta de un lesbiano

31-12-1999

Aquí me tienes, momentos antes de que haga su entrada estelar el gran día, ese día que tanto imaginamos, ese día en el que estaríamos juntos, el día en que sería cierto el jamás... ¿y sabes qué? Estoy sólo, con un papel y un bolígrafo como compañía, y no parece tan especial. El principal problema es que no soy capaz de mirar más adelante, esta era nuestra meta, y aún ahora, no puedo ver más allá. Así que sólo me queda mirar atrás... aunque en eso ya he cogido bastante práctica últimamente.

Qué le vamos a hacer. La casa me queda grande sin ti, y no puedo evitar pensar en los buenos momentos, cuando tú eras mi niña imantada, y yo tu amante guisante. Esos momentos en que me convertiste en un fan de John Boy, y pasábamos el día jugando con algunas plantas. Por supuesto que también tuvimos nuestros problemas. Siempre rondaban las cuestiones de familia, o el ectoplasta de turno... pero se arreglaba siempre en el segundo asalto. Y quizás ese sea el problema, que aún no he podido aceptar que esta vez no habrá segunda parte. Reconozco que en más de una ocasión he estado tentado de utilizar la táctica de tirarte piedras a la ventana... pero ya no me quedan fuerzas. Lo peor de todo es que tengo la sensación de que sólo te recuerdo yo. He vuelto allí donde solíamos gritar, y ya ni siquiera están los bancos que llenamos con los versos de “Heroes”... quizás sólo estás en mi mente. Te sigo viendo, pero empiezo a pensar que eres sólo un sueño, que te deslizas como el viento, y al contacto con mis dedos de desvanecerás.

Se lo que pensarás, que tengo que seguir adelante, que no me puedo anclar en este mar, pero no puedo deshacerme de estos recuerdos que me encadenan. Muchos me dicen que tengo que pensar que si he perdido he ganado historias que contar... el problema es que esta era mi historia, nuestra historia, y no la quiero contar, la quiero vivir, no me gusta ser un espectador. No me quedan ganas de seguir el show, me pregunto quién pensó el guión de todo esto.

Y aquí me tienes, sin rumbo que seguir, siento que nada de esto tiene sentido. Pero ya me conoces, soy raro, sigo intacto en mil pedazos y no logro romperme. Quizás sólo necesite un momento de reflexión, quizás ahora empezaré a romper las ventanas y hacer del caos un arte o quizás coja mi capa y mis bambas a reacción y me marche de aquí. En cualquier caso, dudo que vuelvas a saber de mí... nadie sabrá más de mí. Ciao, sayonara, au revoir… creo que voy a empezar a romperme.

A todos “fuck you” por igual

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